El erotismo convertido en cartas de pasión sobre lo que puede o no puede ser un hombre, surge en las líneas que escribe la autora.
Tatiana busca la forma del fuego intenso de la pasión con la descripción de un hombre perfecto, sin miedos ni ataduras, de un ardor intenso, sin preguntas ni complejos, de noches desenfrenadas de posesión y de utilización de los cuerpos.
El desahogo de las mujeres que necesitan ese macho alfa que las trate como a ellas les gusta, sin prejuicios, sin ataduras, sin señorismos.
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